Me alegré de que fuera un grupo pequeño, había reservado dos billetes para otro día para disponer de más tiempo y me decepcionó no haberme dado cuenta de que me iba ese día. En Internet ponía que no se podían cambiar, así que volví a reservar para el único día disponible, lo que me permitió disponer de menos tiempo del que quería, pero me sentí satisfecho de que fuera suficiente. Además de los veinte minutos en la capilla, el vídeo que se proyectó antes fue muy interesante y debemos mucho a esos ingenieros medioambientales por lo que vemos hoy en día. Para mí fue una experiencia más cara porque no intenté que me devolvieran el dinero, pero la obra es impresionante e ir a Padua y no ver la capilla sería un error colosal para cualquiera.
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