Visita guiada al Castillo de Bran

Mazmorras y Dráculas

Entrar en el Castillo de Bran es como adentrarse en una historia medieval. Las sinuosas escaleras de piedra conducen a pasadizos ocultos que en su día fueron rutas secretas dentro de los muros del castillo. A medida que subes, tropiezas con habitaciones llenas de armas antiguas: ballestas, espadas y cascos que susurran historias de batallas olvidadas hace mucho tiempo. Con un guía experto que te guíe por los oscuros pasillos y arcos góticos, siente cómo se apodera de ti lo más inquietante.

En la mazmorra, la historia se vuelve más oscura. Una mirada a este sombrío espacio revela escalofriantes vestigios de crueldad medieval. Sillas con pinchos, jaulas oxidadas y otros instrumentos de tortura cuentan la sombría historia de cómo los prisioneros, incluido el propio Vlad el Empalador, soportaron sus días de cautiverio.

Los restos de la realeza

Arriba, se despliega un mundo diferente. Los aposentos de la reina María muestran un lado más suave de la historia del castillo, con muebles de madera, diseños florales y una cama digna de la realeza. En el comedor hay una larga mesa de madera, flanqueada por sillas rústicas y platos de barro. Muy cerca, la cocina del castillo conserva su encanto medieval, con hornos de pan, calderos y utensilios que antaño sirvieron a la casa real.

Si entras en el patio interior, te dará la bienvenida un encantador pozo de piedra, en cuyos muros erosionados resuenan deseos susurrados. Una corta subida a la torre te recompensa con unas vistas panorámicas de las onduladas colinas y densos bosques de Transilvania, un contraste impresionante con los oscuros interiores del castillo.