Visité el Park Güell a principios de noviembre. Aunque el día estaba un poco nublado, el tiempo añadió cierto encanto a la experiencia. Los mosaicos eran absolutamente impresionantes: la atención al detalle de Gaudí es realmente notable. Caminar por el parque era como adentrarse en un sueño, con los vibrantes colores y la caprichosa arquitectura que lo rodeaba. Las vistas de Barcelona desde el parque eran increíbles, incluso con el cielo nublado. Nos tomamos nuestro tiempo para explorar las diferentes secciones y apreciamos lo bien mantenido que estaba todo. En general, fue una experiencia mágica y única que recomendaría encarecidamente a cualquiera que visite Barcelona.
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