Tarjetas turísticas Londres

Pudimos ver mucho de Londres en sólo 2 días porque era muy cómodo coger el autobús y tener la entrada ya pagada para muchos de los sitios que visitamos.

El mero hecho de poder ver a todos los famosos de carne y hueso y hacernos fotos con aquellos que tanto nos han gustado a lo largo de los años.

Tener el pase facilita mucho evitar las colas para comprar las entradas, pero hay algunos aspectos que conviene señalar: algunas estructuras tienen horarios de apertura bastante limitados, por lo que hay que tenerlo en cuenta a la hora de planificar las actividades, ya que se corre el riesgo de perderse algo: por ejemplo, no conseguimos visitar la Abadía de Westminster porque a) los domingos sólo abre para el culto, b) al posponer la visita al martes siguiente por la mañana descubrimos por desgracia que el 1 de octubre (cuando queríamos ir) la abadía abre a la 1 de la tarde. O que el London Eye sólo abre a última hora de la mañana y, al tener que reservar, todo el día se resiente, porque no puedes ir a un museo, por ejemplo, ya que no da tiempo a hacerlo ni antes (abren a las 10 de la mañana) ni después (muchos cierran a las 5 de la tarde y entre la hora de ir y la de la visita estarías apretujado); además, el pase no da prioridad de entrada, a pesar de la reserva. Por último, hubiera preferido que el pase incluyera más lugares de arte que de ocio. Si luego no puedes utilizar todos los pases, el ahorro queda anulado.

El personal es amable, informado y cordial. Aprender sobre la historia de su país y ver objetos sobre los que siempre había leído fue una experiencia increíble.